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"Si Lopera no ficha a Denilson, Riquelme habría jugado en el Betis"

Francisco García Gerpe, alias el 'Pibe'. Gallego de nacimiento, emigró bien pronto a Argentina para labrarse un futuro junto a su familia. Sus inicios en el fútbol están ligados al Boca Juniors, club en el que se formó hasta que el Real Madrid le brindó la opción de regresar a España. Más tarde, Atlético de Madrid, Racing de Santander o Levante, entre otros, para acabar su andadura futbolística como representante de jugadores: "Es una vida maravillosa"

-Pregunta: ¿Por qué ‘Pibe’? ¿De dónde viene?

Respuesta: En Argentina a los chicos jóvenes se les llama así y a las chicas ‘piba’. Entonces cuando yo llegué era el más joven de la plantilla y la gente decía: “eh pibe, pibe”, y ya se me quedó. Preguntas por García Gerpe y no me conoce nadie, aunque por el ‘Pibe’ tampoco muchos (ríe). Incluso mis nietos. Yo estoy encantado, porque como significa joven… Si significara viejo, ya sería otra cosa.

-Naciste en un pueblo de A Coruña, pero a los tres años te marchaste con tu familia a Argentina. ¿Cuál fue el motivo?

Fue una época donde en España todo estaba muy mal y emigraron muchas familias. Nosotros fuimos una de ellas. Nos tocó buscarnos la vida. A los primeros que emigraron les fue la cosa bien, entonces mi viejo decidió irse allí de panadero. Luego fue cambiando la situación: Argentina fue a menos y España a más.

-¿Y a qué edad volviste a España?

A los 19 años, para jugar al fútbol.

-Entonces tus inicios futbolísticos…

Mis inicios, y finales, futbolísticos se dieron en Boca Juniors. Jugué en todas las categorías salvo en la primera, me vine antes a España. No sé si hubiera llegado porque era bastante flojito (ríe), y entonces Boca tenía mucho nivel.

-¿Tu vuelta a España estuvo motivada por el fútbol entonces?

Tuve un entrenador que había sido futbolista del primer equipo de Boca y que era muy amigo de Alfredo Di Stefano, Federico Edwards, de origen inglés. Se me acercó un día y me dijo: “Pibe, ¿querés ir a jugar al Real Madrid?”, a lo que yo le contesté si estaba de broma. Me dijo que me lo pensara, aunque yo creía que no era posible, pero el hombre insistió hasta que le dije que sí. Entonces hablamos de las condiciones, porque por aquél entonces no había agentes de jugadores, y fui a probar.

-¿Y qué tal se dio todo?

Llegó el primer entrenamiento con el Real Madrid… y ni la tocaba. Cuando cogía el balón sí, porque técnicamente no era malo, pero ¿y agarrarla? Tanto es así que no me quedé. Aunque bueno, en seis meses que duró el contrato cobraba más que algunas estrellas de otros equipos. Eso sí, nada que ver con lo que se cobra ahora, que ser futbolista es una gozada.

"¿Tú sabes lo grande que es poder ver todos los partidos que quieras? Las televisiones han transformado el fútbol"

-¿Qué ha motivado ese y otros cambios extradeportivos similares en el fútbol?

Las televisiones. Se mueve muchísimo dinero en ese mundo. ¿Tú sabes lo grande que es poder ver todos los partidos que quieras? Ahora te sientas a ver un partido después de comer y no te levantas hasta las 12 de la noche. Entre eso y la publicidad como la venta de camisetas… Hoy en día lo de menos es lo que ganan por los socios en entradas y pases.

-Y en cuanto a la evolución de la táctica, ¿crees que gente como Messi destacaría más o menos en otra época anterior?

Si hablamos de fenómenos como Messi, que para mí es un extraterrestre, destacaría en esta, en la anterior o en la época posterior, porque es un superdotado. Para el futbolista normal ha cambiado mucho, porque es más estratégico y físico. Antes podías ver jugadores con tripita, pero ahora los controles de los preparadores físicos que te miden hasta el nivel de grasa… Comíamos cocido casi todos los días. Ahora o estás físicamente bien o no te dejan ni jugar.

"Si hablamos de fenómenos como Messi, destacaría en esta, la anterior o la época posterior. Es un extraterrestre"

-Volviendo a tu época del Real Madrid, ¿qué pasa después?

Los amistosos que jugamos por diferentes sitios sirvieron para que me viera gente, lo que me llevó al Atlético de Madrid.

-¿Cómo fue tu tiempo allí?

Yo soy uno de los mayores afortunados del mundo. Con el nivel que tenía, haber entrenado con el Madrid y formar parte de la plantilla del Atlético… Jugué muy poco, aunque te estoy hablando de un tiempo en el que los cambios no existían. Ahí salían 11 y esos acababan. Tanto que existía ‘el gol del cojo’: cuando uno se lastimaba, lo metían de delantero aunque casi no pudiera correr, pero se dio algún caso que metió gol.

"En mi época existía 'el gol del cojo': como no habían cambios, al que se lesionaba lo ponían de delantero y, a veces, metían gol"

-Tu etapa en el Atleti te llevó, a pesar de jugar poco, a ganar una Liga y una Copa del Generalísimo.

Sí. En la pared del estadio Vicente Calderón aún hay fotos de aquellos momentos.

-Un estadio en el que has jugado.

Sí, en ese y en el anterior, el Metropolitano. Era un campo antiguo con un fondo que era de tierra y no había ni tribuna. Mucho mejor cuidados que en Argentina. Y ahora más, tiras la pelota y no te cuenta ninguna mentira.

-¿Qué opinión tienes del ‘Cholo’? ¿Cómo ves al Atleti comparado al de tu época?

En España el fútbol es de dos, pero el Atlético va a ser el tercero en la mayoría de los casos. No conozco personalmente a Simeone, pero dicen que es un motivador nato. Coge a un tío derrotado y le come el tarro hasta pensar que Messi a su lado es un tuercebotas.

"Tener un dueño que no ve a su equipo... Estos señores de China o por ahí no vienen para poner dinero, sino para llevárselo"

-Pero, al igual que le pasó al Valencia tras la época dorada, no tiene el margen de error de Madrid o Barcelona.

Sí, ellos pueden rectificar cuando un chico no funciona y coger a otro. Yo creo que el Valencia tiene que estar ahí arriba porque se lo merece, por la ciudad… es un equipo grande. Lo que pasa es que esto de tener un presidente o dueño que no viene y que no ve a su equipo... Dicen que pone dinero, yo no lo sé, pero lo que está claro es que no regalará nada. Estos señores que vienen de China o de donde sea… no han venido para poner dinero, sino para llevárselo.

-En tu época eso no existía.

En mi época no había sociedades anónimas, pertenecían a los socios. Si vienen y ponen a gente que lo lleve bien, pues fenómeno.

-Hablando del contexto histórico, jugaste en la época del franquismo.

No entiendo de política, pero yo vine de fuera y no tuve ningún problema. Hasta me caducó el pasaporte y seguía moviéndome por donde quería. Ahora vas por las grandes ciudades y corres riesgos. Influye también que como no había televisiones y no jugaba, a mí solo me conocían mis familiares (ríe). Pero ahora eso va en el sueldo, eres famoso y tienes que saber llevarlo. Ojalá hubiera tenido que soportar yo eso. Además ahora hay miles de periodistas deportivos, antes había dos o tres. No había ni persecuciones fotográficas ni nada.

-Volviendo a lo deportivo, después del Atleti fuiste al Sabadell.

Sí, que estaba en Primera. Jugamos la Copa de Ferias, lo que ahora es la Europa League. Quedamos quintos con Pasieguito, un entrenador muy conocido en el Valencia. Tampoco jugué mucho y me fui cedido al Racing de Santander. Allí sí que jugué. Era una oferta buena, aunque se quedó solo en eso porque todavía no he cobrado (ríe).

-¿Y después del Racing?

Me llamó Héctor Rial, ex jugador del Madrid y entrenador del Zaragoza, para que me fuera con él. El Sabadell me dio la baja y, cuando me iba a ir a Zaragoza, al día siguiente echan a Rial del equipo (ríe).

-¿Y qué pasó?

Que me quedé en el aire. Solicité que me dejaran entrenar en el Atlético. Al final me dejaron jugar con el filial, que se llamaba Reyfra. De locales jugábamos en el Calderón, y cuando acabó la temporada me vine al Levante, donde estuve cerca de dos temporadas.

-¿Y poco a poco pensabas dejar el fútbol?

Jugué hasta los 39 o 40 años porque me encantaba el fútbol. Después del Levante estuve en varios equipos a nivel regional: el Torrent, el Vinarós, el Oliva… Donde había una oferta, allí iba yo.

-¿Y cuándo te llega el momento de colgar las botas?

Pues estaba en el Algemesí y le dije al presidente que si me conseguía un empleo jugaba gratis. Y lo hizo. Entré de comercial en una empresa y fue mi práctica retirada del fútbol. El presidente pasó a ser uno de mis mejores clientes (ríe).

-¿Qué se siente cuando tienes que colgar las botas?

La verdad es que, como seguí jugando con mis amigos en un equipo de veteranos, no me costó tanto dejarlo. Hasta los 60 estuve jugando para divertirme. Yo jugaba para eso, por eso fui un mal profesional. Tuve entrenadores importantes que me daban órdenes, pero no las cumplía. No jugaba para el equipo, jugaba para mí. Sé que no hice bien las cosas.

"Si los grandes agentes descubren a los jugadores con 12 años, tú lo tienes que hacer con 11. Es un trabajo difícil de compaginar con familia o pareja"

-¿Y cómo te llega la posibilidad de convertirte en Agente FIFA?

Conocí jugando a un paisano muy buen amigo mío, el ‘Puma’, me lo propuso e hicimos una sociedad. Pero tanto mi socio como yo llegamos a la conclusión de que éramos los peores del mundo para este trabajo. Pusimos una oficina en Cirilo Amorós, con secretaria, cámara de televisión… Pero llegaba fin de mes y le decía: ¿cuánto hay que poner esta vez? (ríe). Es un mundo muy bonito donde hay que saber algo de fútbol y moverse mucho. Hay que ver cosas en un futbolista antes que los demás, porque si no llegan los grandes agentes y se hacen con ellos. Si ellos los descubren a los 12, tú los tienes que descubrir a los 11. Aunque tienes que tener la suerte de que el padre sea legal y tenga palabra. Y tiene otro problema: es difícil saber compaginarlo con pareja o familia. Yo como prefiero la familia y no podía convencer a mi mujer a base de regalos… Eso sí, los viajes a Argentina, Francia, Portugal, África… nos lo pasábamos de maravilla.

-¿Cómo era el día a día?

Ibas a un torneo y veías a un chico. Luego consistía en hacerle un seguimiento y verle en diferentes partidos. Tienes que conocer a la familia, firmar un contrato… Recorrerte cada rincón. Hicimos un viaje a Buenos Aires para ver a Macri, entonces presidente de Boca y ahora del país. Llegué y dije que quería hablar con él, nos recibió, nos llevó a comer como generales y nos otorgó la concesión de manejar el fútbol base argentino de entre 15 y 18 años para España y Portugal.

"Macri, entonces presidente de Boca, nos otorgó la concesión de manejar el fútbol base argentino de entre 15 y 18 años para España y Portugal"

-¿Y cómo funcionó?

Nos pusimos en contacto con el COTIF para que viniera el equipo amateur de Boca. Fue muy bien, vinimos antes de que se celebrara para jugar amistosos y que la gente los viera. Le dimos la primera opción al Barça para que se quedara a quien quisiera solo dándoles el sueldo y la comida y arreglando un traspaso previo. Y vinieron futbolistas de nivel como el ‘Apache’.

-¿Tévez?

Tévez. Tenía 15 años. Vino Burdisso, el portero Caballero, Coloccini… Jugamos contra el Barcelona, el Castellón, jugamos el COTIF, invitamos a las secretarías técnicas de España para que vieran a los chavales… Y no colocamos ni a uno (ríe). Y al año siguiente lo mismo.

"Trajimos al COTIF a Tévez, Coloccini, Burdisso, Caballero... Falló la vista de los ojeadores"

-¿Y qué falló?

La vista de los ojeadores, y mira que a ese torneo van de todo el mundo. Van cuatro aficionados y el resto son gente de fútbol.

-Si en ese momento llegáis a colocar a alguno, os habríais hecho un nombre.

Claro. Si eso es muy sencillo. Si tienes un contacto todo va rodado. Hay un ex jugador del Valencia, Suso Martínez Rivadeneira, que se dedica a esto. Pues bien, tenía un contacto en el Villarreal y cuando tenía alguien interesante lo traía. En último que trajo fue a Manuel Pellegrini. Y ahora cuando tiene a algún jugador, se lo ofrece a Pellegrini y este lo prueba. En ese sentido no tuvimos suerte.

-Es muy extraño que jugadores de esa talla no llamaran la atención.

Si vino hasta Riquelme. Estaba todo preparado para que Juan Román (Riquelme) se fuera, tenían atado incluso a su sustituto. Yo hice una gestión por él con el Betis y Lopera.

-Curioso personaje Lopera.

Ostia. Me voy para Sevilla sin conocerlo. Llego a su empresa. Su secretaria me dice que está muy ocupado, que no me puede atender… Y le digo a la chica: no me voy de Sevilla hasta que el señor Lopera no me reciba. Al final me recibe, pero me dice la chica: “hazlo lo más corto posible…” Estuve toda la mañana con él (ríe). Me llevó a comer. Era un crack. Y al final me dijo: es un gran jugador, pero nos acabamos de gastar la ‘guita’ en Denilson y no podemos comprar a nadie más. Pero me lo pasé genial con él. Un genio. Si no llegan a hacer esa operación, Riquelme habría jugado en el Betis.

"Riquelme era un mago. Le veías entrenar y era la leche"

-Otra vez la mala suerte.

Sí. Yo le dije, ‘presi’ si no tienen nada que ver. Denilson era un zurdo rápido. Riquelme era un organizador, técnicamente un mago. Cuando le llegaba el balón sabías que era jugada segura. Le veías entrenar y era la leche.

-Con que hubiera salido bien alguna de las operaciones, ya podríais haberos dedicado a esto plenamente.

Uno. Con que hubiéramos colocado a uno. Y había unos cuantos jugadores interesantes más. Porque lo bueno del fútbol argentino es que el nivel técnico lo tienen. Si les acompaña el físico, tienen tanto talento que están incluso por encima del fútbol español. Pero luego hay chicos que no se adaptan, otros que pasan de todo, como yo…

-¿Ves alguna diferencia en la forma de trabajar el fútbol en Argentina desde hace unos años hacia aquí? Parece que ya no exporta jugadores con tanta frecuencia como antes.

Puede ser que influya la supremacía de la táctica desde bien pequeños; les impide expresarse con el fútbol que llevan dentro.

-Pero quizá a nivel formativo, Europa ha desbancado tanto a Argentina como a Brasil. Ya no son las potencias que todo equipo quiere evitar, son dos selecciones más.

Te voy a explicar por qué creo que es. Yo todos los entrenadores que tuve jugaron en Primera División o llegaron algunos a ser internacionales con Argentina. Tenían la capacidad, no solo de decirte cómo debías manejar el balón, sino las condiciones para hacerlo y demostrarlo. Fue una de las cosas que me chocó cuando vine aquí. ¿Quién es este chico? No, es un chico al que le gusta entrenar, es amigo de tal… Y allí, no solo en Boca, sino en todos los equipos, los entrenadores eran ex futbolistas. Ahora ya no. Ahora miras la cantera del Valencia, del Madrid… y todos son gente de fútbol. Todos han sido futbolistas y están preparados. Fíjate en los entrenadores de Primera División y dime cuáles han sido futbolistas y cuáles no.

-O a nivel mundial. Quizá solo Mourinho como excepción.

Sí, puede darse algún caso así. Pero lo normal es que sean ex futbolistas y, de normal, ex futbolistas de nivel. Porque llevan desde los 6/7 años con gente y van absorbiendo de todos los que tienen, van comparando y vas sacando conclusiones.

-Volviendo al tema de los agentes, ¿qué grado de importancia tienen en el fútbol?

Lo más importante es el futbolista. Uno que no tiene nivel, puede tener el representante que quiera que no va a jugar. Sin embargo, tienen su importancia. Aparte de negociar con clubes, tienen que aconsejar al jugador. En mi caso, si hubiera tenido a alguien que me hiciera comprender, hubiera llegado más lejos. Y como yo muchos. Lo hice después como agente. Llevé a un jugador que hacía caso a todo el mundo menos a su entrenador, que era al único que debía hacer caso (ríe). Y era un gran futbolista, pero no llegó a nada, desgraciadamente. Hay que hacer caso al entrenador. Primero porque se supone que es el que sabe. Y segundo porque si no lo haces, no te va a poner.

"Hay que hacer caso al entrenador. Primero porque se supone que es el que sabe. Y segundo porque si no lo haces, no te va a poner"

-Y dentro de ese mundo, ¿cómo se vive el fichaje de jugadores de temprana edad entre clubes? ¿Comprendes la postura de los equipos más débiles que sufren esa marcha de talento?

Totalmente, pero está montado así. Si un equipo se empeña en llevarse a un futbolista de otro club… En mi época te decían: ¿cuántos hermanos sois? ¿Y papá y mamá? Pues venga, un trabajo para tu madre, otro para tu padre, un piso… Yo iría a donde fuera vamos. De hecho, el mismo Valencia, el Villarreal… tienen residencias para la gente que viene de fuera y viven ahí. Yo colaboré con la escuela del Villarreal y es una maravilla. Les controlan el colegio y el que no llevaba buenas notas, iba al banquillo esa semana.

-¿Con qué época te quedas? ¿La de futbolista o la de agente?

No hay color. Me dicen que puedo ser otra vez jugador y, aunque no pase de Tercera División, lo firmo. Eso es una maravilla. Lo que disfrutas siendo futbolista… En mi época de chaval en Argentina, mi madre me daba una paliza todos los días, pero no floja no, una paliza de cojones. Porque en vez de ayudarle en casa, me iba a jugar a fútbol cuando llegaba de la escuela. Y luego, todo negro, las zapatillas rotas… Pumba, tunda. Al día siguiente lo mismo: tunda. Lo recordaba con ella antes de que muriera allí en Galicia: ¿te acuerdas cuando me pegabas? La ostia. Sabía que iba a cobrar, pero yo me iba a jugar. Y no era una palmadita cualquiera, mi vieja era dura. Yo le decía: vieja, no me pegues más, si mañana voy a hacer lo mismo (se emociona). No hay nada como jugar al fútbol.

"El fútbol es un deporte que con una mierda de pelota y un cacho de terreno juegan 20 o 25. Es una vida maravillosa"

-¿Cómo se ve la vida ahora desde fuera del fútbol?

La tengo muy bien enfocada. Tengo seis nietos y dos más en camino y disfruto de ellos casi todos los días. Los recojo de la guardería, los llevo al parque… Es una pasada, otra historia. Cojo a uno o a otro, los llevo a entrenar, les aconsejo… Estoy ocupadísimo. Se quedan a cenar en casa porque sus padres curran… Lo único que me sabe mal es que a los mayores ya no puedo seguirles el ritmo, les enseño lo que puedo, pero la espalda ya no me deja. Me divierto mucho. Es una suerte ser abuelo. Y volviendo al tema fútbol, el futbolista es un afortunado. Es un deporte que con una mierda de pelota y un cacho de terreno juegan 20, 25 o los que estén. Yo he llegado a jugar con un calcetín relleno de papel. Es una vida maravillosa.

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